La extraordinaria importancia de los hechos acaecidos durante estas semanas, que ha culminado con el anuncio de la abdicación del Rey, muestra la necesidad cada vez más acuciante de propiciar un cambio profundo que favorezca la regeneración política de España.
El Partido Socialista en Nerva ha propiciado la celebración de este Pleno Extraordinario consensuando una moción conjunta que ha sido aprobada por mayoría de los miembros de la Junta de Portavoces aunque hubiera sido deseable que el Partido Popular también se hubiera sumado a la misma. No obstante la postura del grupo conservador en este asunto también quedará recogida en las Actas de las sesiones plenarias de nuestro ayuntamiento. Conscientes de la práctica imposibilidad, hoy por hoy, de conseguir lo que por la presente se someterá a votación; toma relevancia el hecho de dejar para la posteridad la absoluta convicción de todos sus concejales y el Alcalde, respaldados por la Ejecutiva local de la necesidad, en este momento trascendental, de contar con la voz y la decisión del pueblo, auténtico soberano del estado español.
No obstante hay quienes pretenden ningunear este derecho de la ciudadanía, tergiversando, manipulando y mutilando sus más elementales derechos. De un lado, nos dicen que no perdamos el tiempo discutiendo de problemas accidentales, menores, cuando hay tantas cosas importantes que tratar. En ese caso es lícito preguntarse, ¿si es una cuestión menor, por qué tanto empeño en blindarla a toda crítica e impedir a toda costa su discusión? Dicho de otra manera, si la opción por república o monarquía fuera cuestión muy secundaria, resultaría evidente que no habría problema en discutirla. Si no lo es, por el contrario, la conclusión es clara: se trataría de un asunto tan importante que no se entiende que se hurte su decisión al pueblo soberano o, como mínimo, que se aplace una y otra vez.
Siguiendo la doctrina asentada por el Tribunal Constitucional en su sentencia STC103/2008 del 11 de septiembre de 2008, la opción monarquía / república no supondría ninguna “redefinición del orden constituido”, ni pondría en entredicho el “fundamento mismo del orden constitucional”. Ello tendría como consecuencia que una consulta sobre el particular entraría perfectamente en lo definido en el artículo 92 de la Constitución cuando señala: “Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”.
La interpretación muy restrictivamente literal que se está haciendo del acto de “abdicar la corona”, como si fuera una competencia exclusiva de su titular, en términos de verdadero privilegio se presenta como una tesis difícilmente conciliable con las mínimas exigencias del Estado de Derecho y de la democracia, incompatible con una monarquía parlamentaria. El rey, en nuestra democracia constitucional no es el soberano. El soberano, en democracia, es el pueblo.
Por eso, el manido título de motor de la democracia (“sin el rey no habría democracia” tan repetido en estos días) es pura contradicción en los términos. La democracia no la puede traer ni este rey ni ningún otro, como si se tratase de un prestidigitador que hace un truco. No es así, en absoluto. Es más, el rey, en una democracia, se encuentra siempre, debe encontrarse, sometido a la Constitución y sobre todo al soberano, los ciudadanos como pueblo.
En democracia, no cabe ninguna identidad entre abdicación y sucesión, ningún automatismo, ninguna vertiginosa continuidad entre decisión de abdicación y hecho sucesorio.
Asumir que el papel de la soberanía popular queda reducido al de aceptar el “Sí o sí”, y que será lo que el rey quiera y como él lo quiera, es una conclusión a la que se está llevando a los ciudadanos para que sea aceptada resignadamente y evidencia una enfermedad letal de la democracia parlamentaria.
Esta decisión real abre la puerta a una posibilidad de más democracia, de democracia auténtica y verdadera. Una ocasión para que el representante del soberano, el Parlamento, debata e incluso, por la trascendencia histórica del asunto, reenvíe la cuestión al soberano real, a los ciudadanos como pueblo. Sin el paternalismo habitual que subyace al mito de la estabilidad que se vería en peligro en caso de que el pueblo pudiera realmente decidir, y que aconseja seguir decidiendo en su nombre “por su propio bien”.
Sin duda, el momento elegido tiene un contexto político y social determinado en el que se evidencia, cada vez con mayor claridad y fuerza, que la ciudadanía quiere participar activamente en la toma de aquellas decisiones que le afectan.
Hoy día, es imprescindible que la ciudadanía se manifieste en esta ocasión sobre el modelo político del que quiere dotarse y se ponga en marcha, por lo tanto, un referéndum en el que decida si quiere mantener la forma monárquica o, por el contrario, opta por el modelo republicano en el que la Jefatura del Estado sea elegida mediante sufragio universal, libre, secreto y directo por la totalidad de la ciudadanía.
Estamos inmersos en un maremágnum de referencias históricas y de alusiones a la Constitución vigente de 1978, de los momentos previos con intensos debates y argumentaciones y que, fruto de un gran trabajo integrador dio origen a la Ley que vertebra nuestro funcionamiento democrático tras la larga noche de la dictadura franquista.
En 1978, el PSOE no se escondió: se abstuvo cuando se votó que “la forma política es la Monarquía parlamentaria”. Otros que continua y vehementemente intentan dar lecciones y abanderar posiciones de “izquierda pura” y “republicanismo auténtico” votaron a favor de la monarquía parlamentaria en la sesión del 4 de julio de 1978. Bueno es recordar que el camino de las decisiones y posicionamientos políticos ha estado y sigue estándolo “para todos” repleto de momentos que con el paso del tiempo son cuanto menos discutibles pero ahora, como tantas veces, asistimos a un nuevo capítulo donde lo nuestro es perfectamente asumible y justificable mientras que lo del vecino es absolutamente vergonzoso e imperdonable.
En aquella célebre sesión del Parlamento español, los socialistas arguyeron en palabras de Luis Gómez Llorente que "ninguna generación puede comprometer la voluntad de las generaciones sucesivas" Nosotros agregaríamos: se debe incluso facilitar la libre determinación de las generaciones venideras. Hoy, cuando más del 60% de los españoles y españolas con derecho a voto no pudieron participar en la elaboración y aprobación de la Constitución Vigente, estas palabras deben resonar con más firmeza y convicción y por ello las rescatamos y las hacemos nuestras, nuevamente, casi 40 años después.
El grupo socialista del ayuntamiento de Nerva va a votar SI a la moción objeto de este Pleno extraordinario y lo vamos a hacer por honradez, por lealtad con nuestro electorado, por consecuencia con las ideas y principios que hicieron nacer nuestro partido hace más de 130 años y porque estamos firmemente convencidos que debemos proseguir una línea de conducta en verdad clara y consecuente.
Nos gustaría finalizar esta intervención haciendo referencia al Pleno del pasado 25 de abril de 2014 en el debate sobre una moción de Izquierda Unida para votar la Adhesión del Ayuntamiento de Nerva a la red de Municipios por la Tercera República. Nuestras palabras encuentran un encaje perfecto en la Sesión de hoy.
En aquella ocasión ya manifestábamos: “Para el Grupo socialista de Nerva el debate sobre el modelo de estado, más que importante, es fundamental, pues el actual, está agotado entre otras muchas razones por el demostrado inmovilismo tras cuatro décadas de recorrido y necesita, a la fuerza regenerarse y precisa hacerlo, no sólo en el continente, sino en el contenido.
Queremos decir, que de nada serviría que en vez de un rey, fuese un Presidente de la III República libremente elegido, la máxima representación del estado, sino se abordaran al mismo tiempo, las necesarias reformas estructurales, que permitan al ciudadano, más participación y más control efectivo, sobre las actuaciones de sus representantes políticos.
Al respecto de la República, como forma más adecuada de estado, estamos convencidos, que desde el partido socialista, cada vez somos más los que entendemos, que una democracia alcanza sus cotas más altas, cuando todos y cada uno de sus representantes son elegidos libremente, sin imposición de linajes arcaicos, cuyos divinos derechos, desde luego, no reconocemos.
Sin embargo, el hecho de que cada vez seamos más, los que desde dentro de este partido exijamos ese viraje, no quiere decir que seamos todos, aunque pensamos, que cada vez este posicionamiento está más extendido, sobre todo en las bases y será, como no puede ser de otra manera, a través de nuestros mecanismos internos de funcionamiento, donde la mayoría, haga prevalecer sus postulados.
En ese debate interno y que consideramos discurrirá paralelo al del resto de la sociedad española, habrán de ser escuchadas todas las voces. Las de compañeros, como los socialistas de Nerva, que promueven el establecimiento de la tercera república, la de los que entiendan que la monarquía, que ciertamente, aunque corroborada por los españoles en las urnas, viene, sino impuesta, si inducida por el régimen franquista, ha contribuido a que en este país se haya vivido el periodo democrático y de paz más largo de nuestra historia y la de los que consideran que hay que abordar estos cambios, con la mesura suficiente, desde un consenso que trascienda a los máximos dirigentes de los partidos y que por tanto permita que todos nos consideremos dueños de nuestro propio destino y por tanto de nuestro propio modelo de estado.
Compañeros y compañeras de corporación, opinamos que flaco favor le estaremos haciendo a nuestros vecinos, si persistimos en la idea, de que una república es sinónimo: De libertades y democracia participativa. De trabajo y salarios dignos, estables y en plenitud de derechos. De otra política económica que actúe contra la especulación y la corrupción y que nos dote de viviendas asequibles para todos. De servicios sanitarios públicos y de calidad. De una educación pública, igualitaria y eficiente. De un internacionalismo solidario, que actúe contra la guerra y a favor de la paz. De la libre determinación de los pueblos Y de igualdad.
Y no lo es, compañeros y compañeras de corporación, porque el mundo está lleno de repúblicas totalitarias, de repúblicas que mancillan constantemente esos derechos universales con que tanto se nos llena la boca al exponer nuestros planteamientos. En definitiva, de repúblicas de derechas que priorizan las libertades del individuo sobre el derecho común y de repúblicas de izquierdas que no son capaces de garantizar siquiera, unas elecciones libres.
Más que presentar el modelo republicano como sinónimo de garantías apostamos por esta forma de estado como un paso necesario e indispensable enmarcado en el período democrático que actualmente vive España y que nunca estará plenamente desarrollado si el pueblo no recupera lo que un día le fue arrebatado”.
Por tanto este Grupo Socialista en el ayuntamiento de Nerva aboga por la libre elección de los ciudadanos de un territorio a elegir su forma de Estado y porque este grupo socialista es partidario de la República, sinónimo de democracia, como forma de Estado frente a Monarquía, sinónimo de privilegios, y porque contribuimos de alguna manera a honrar la memoria de todos los republicanos y republicanas que yacen, después de ser vilmente asesinados, en las fosas comunes de nuestro cementerio, VOTAMOS A FAVOR.